Armando Polo, jefe de cantera de nuestro club, explica en una entrevista con la Federación de Baloncesto de Madrid la filosofía y el modo de trabajo que guía los pasos de los equipos de formación del Baloncesto Fuenlabrada. La reproducimos casi íntegramente a continuación: ¿Crees que los jugadores más jóvenes deben tener a los entrenadores más experimentados? En Fuenlabrada siempre lo hemos mantenido. Los mejores entrenadores, con más experiencia y conocimientos, tiene que estar abajo. Eso lo implantamos a partir del año 2000 porque ya teníamos jugadores nuestros, con nuestra filosofía, que se había convertido en entrenadores, como Nino Conde, Miguel Ángel Hernández o Rafa Bogas. ¿Cuáles fueron tus objetivos al hacerte cargo de la cantera? El objetivo claro era que nuestro jugador estuviera capacitado para llegar al baloncesto de élite, ACB o LEB. Entonces era una utopía, porque ni siquiera teníamos una estructura piramidal. Se trataba de dotar de mayor y mejor materia prima la base para que ese grupo pudiera competir el mayor tiempo posible. Ese fue el objetivo inicial, aunque al principio era muy complicado competir con el Real Madrid, el Estudiantes o el Canoe. Empezamos muy abajo, con niños muy pequeños y trabajamos muy duro para que el grupo inicial fuera bueno. Se trataba de crecer tanto en cantidad como en calidad, y por eso fueron importantes los acuerdos con los colegios. ¿Cómo funcionan esos acuerdos? Tenemos contactos con muchos, y una escuela que llevamos a los colegios. De ahí sale la cantidad, y con todos esos niños hacemos los grupos iniciales de benjamines. ¿En cuántos colegios estáis presentes? El Fuenlabrada tenemos un convenio directo con cuatro, y escuelas en ocho más. Cualquier colegio que quiera tener baloncesto, nos lo dice y nosotros ponemos un monitor. Como tenemos instalaciones municipales cerca de colegios, muchas veces es más práctico que los niños vayan a la instalación municipal, a un campo cubierto, a que se queden en el colegio, en el patio o en un gimnasio pequeño. ¿Qué importancia tuvo el Ayuntamiento en ese crecimiento del baloncesto en Fuenlabrada? Fundamental. Por las instalaciones y por la idea que tenían de apoyarnos. Fue un efecto dominó. Ellos creyeron en nosotros al principio, nos apoyaron, nos dieron medios y después todo esto creció. Vieron que los niños entrenaban bien, competían, cada vez había más y la gente cada vez demandaba más baloncesto, así que descansaron en nosotros toda la organización del baloncesto y nos cedieron íntegra esta instalación [el polideportivo El Arroyo]. Aun así cogemos algunos horarios en otras instalaciones porque tenemos muchos niños, contando cantera y escuelas cerca de mil, en dos vertientes, una competitiva y otra social. Intentamos que cualquier niño que quiera jugar pueda hacerlo de la manera más cómoda posible. Al principio Fuenlabrada era una ciudad [tokencomilla]futbolera[tokencomilla] y ahora... Ahora no... (risas). Hombre, el fútbol es el fútbol... pero entre los niños que pasan por aquí y les gusta, y los padres que han vivido esto y son socios del ACB, al final es un conglomerado de gente que demanda baloncesto. Aquí hay una afición muy viva. ¿Desde qué edades tenéis niños? Empiezan con 4 años, en lo que ahora se llama Babybasket pero en el año 2000 casi nadie tenía claro lo que era. Nos dimos cuenta de que había dos formas de empezar, como una guardería o hacer un juego de predeporte, que perdieran el miedo al balón, que aprendieran a desplazarse correctamente y, de vez en cuando, a encestar en una canasta pequeñita. Empezamos a hacerlo así y en el año 2002 montamos un babybasket organizado con un director, Miguel Ángel Hernández, y un objetivo de continuidad para que el niño llegue a benjamín bien física y técnicamente. ¿El trato a un niño de 4 años es muy diferente? Sí. Tienes que conseguir que lo pase bien. Hacer interesante y divertida la actividad para que los niños digan que quieren ir a baloncesto en lugar de otros deportes más mediáticos. ¿Cómo combatís el tirón del fútbol? Con el talento de los entrenadores. Para mi, personalmente, el baloncesto es mucho más divertido para un niño que el fútbol. Si ves entrenamientos de fútbol, tocan pocas veces el balón, intervienen menos... es difícil que participen tanto como en el baloncesto, donde hay más contacto con el balón. Es más atractivo. Además, nosotros tenemos como norma obligatoria que todos participen, pensando en que si el jugador más pequeño o menos habilidoso no lo hace, se va a aburrir y no volverá. Queremos que todos hagan cosas, que las hagan bien o mal es lo de menos. La escuela del Fuenlabrada se caracteriza por un baloncesto muy intenso, ¿por qué? Lo que más valoramos es el esfuerzo porque tenemos el talento justo, ya que tampoco fichamos mucho. Trabajamos mucho que la gente se esfuerce, y que el que tiene talento no piense que solo con eso va a llegar. Siempre jugamos a un ritmo muy elevado, y dentro de ese ritmo hay que tomar decisiones. Tomar la decisión correcta es más complicado si lo haces a toda velocidad. En eso planteamos el trabajo de cantera. ¿Aprender a pensar? Si te esfuerzas y a la vez sabes lo que estás haciendo, ya tienes mucho ganado. Normalmente lo niños pequeños, benjamines, alevines.... son muy [tokencomilla]descerebrados[tokencomilla]. Piensan poco. Queremos que aprendan. Como buscamos que nuestro jugador esté capacitado para jugar a un buen nivel, intentamos que sea lo más completo posible, que un tirador además de tirar aprenda a penetrar correctamente, defender, jugar sin balón... ¿Quizá vais por el camino difícil? Sí, por el más complicado, pero tenemos que suplir lo que no tenemos. Esa filosofía del esfuerzo es un valor añadido del baloncesto, ¿hay más? Tenemos dos vertientes, de carácter social y de competición. Si a un jugador le haces ver que el esfuerzo es lo básico, ya tienes un ciudadano coherente, con unos valores. Pero no solo aquí, en cualquier club el baloncesto es un deporte que valora el esfuerzo; compites con otros, no estás tú solo; si compites el domingo, el sábado no puedes salir hasta tarde... Es una suma de cosas. El jugador de baloncesto de por sí ya tiene otros hábitos deportivos y humanos. Y si encima, el club en el que estás los potencia, te ayudará aunque no llegues a ser un jugador profesional. Por ejemplo, casi todos los que han pasado por aquí siguen jugando. También sacamos entrenadores, delegados de equipo, árbitros... Para nosotros eso es un triunfo. No se trata solo de sacar el jugador ACB. Porque a la ACB llegan muy pocos... Sí, pero en la liga senior de aquí hay tres divisiones con dos grupos cada uno, unos 80 equipos. Casados, con hijos, siguen jugando y se reservan días para entrenar y para el partido. Es muy difícil conseguir eso, aquí lo tenemos y en eso nos basamos para mantener la misma línea de trabajo. Quizá para que los niños aprendan a pensar, cuando estás en el banquillo nunca pides tiempos muertos. Nunca los pido. Entiendo que hasta infantil o cadete de primer año, los niños deben controlar el juego, está en su mano. Tácticamente no tenemos nada que cambiar porque no tenemos sistemas. Solo defensa individual. Lo que hacemos en los entrenamientos ellos ya lo saben y ellos son los que me piden el tiempo para corregir o hablar algo. No es muy habitual dar tanta libertad a los jugadores. No, pero tienes que saber lo que quieres y para qué trabajas. Nosotros trabajamos para crear en el futuro un jugador listo, que piense y que técnicamente haga una serie de cosas. Pero en el futuro. A mí no me importa que falle en infantiles. Si por no decirles yo algo, perdemos, lo asumimos como peaje para que ellos crezcan. En un partido, ante una defensa en zona, a veces te miran buscando la solución, la varita mágica... pero tú le dices que mire él, que piense y que busque los huecos. Le obligas a pensar. Esa es nuestra manera de formar. La otra es solucionarle el problema mecánicamente, pero entonces no se van a enterar de nada. ¿A veces el resultado es enemigo de la formación? El primer fallo en formación es el entrenador, y ¿qué le hace desviarse del camino correcto? El resultado. ¿Qué tengo que hacer este fin de semana? ¿Que mis jugadores mejoren lo que han hecho en los entrenamientos o enmascarar lo que hacen mal para ganar? Ahí fallamos mucho y a veces nos cegamos. Es una línea equivocada si lo que pretendes es formar. ¿Esa filosofía te ha creado problemas con algún entrenador? Solo hubo uno que, en Navidad, me planteó que le era imposible mirar para su banquillo, ver lo que tenía y no hacer otras cosas. Me pidió que le dejara marchar. ¿El mayor éxito de la cantera es subir un jugador al primer equipo? A nivel de club profesional sí. Es un éxito de la cantera porque son jugadores de cantera, con costes más bajos, la afición se identifica con ellos... Es un triunfo también deportivamente también porque sacar a un jugador para ACB es muy complicado. En la formación hay muchos muros y no siempre el mejor llega arriba. Tiene que ser bueno, que existan unas circunstancias favorables, que confíen en él... No es solo que tú hagas un buen trabajo. Tienen que darse muchas cosas. Pero la metodología que tenemos aquí permite que ese jugador esté capacitado para llegar a ACB, y ese es el éxito del Fuenlabrada. ¿Más que los títulos en categorías de formación? Nosotros hemos estado en un Campeonato de España con jugadores que tenían que vivir esa experiencia para formarse. Que no solo tenían que hacer cuatro bloqueos, sino subir el balón, aunque lo perdieran treinta veces. A veces te miran desde el banquillo contrario y piensan que eres tonto, que estás tirando el partido, pero tú sabes lo que estás haciendo, sabes que no te importa perder ese día, porque cuando tus jugadores lleguen a ACB, dirás: "Este era mi trabajo y para esto trabajaba". Entrevista y fotografía publicadas por la FBM en su página web oficial. |