Si muchas veces se habla de un sexto jugador que insufla enlos equipos un plus de energía, en esta ocasión tendríamos que irnos hasta unséptimo elemento. Porque a los cinco hombres del Montakit Fuenlabrada que jugabanen cada momento del partido siempre les acompañó el aliento de la grada y elimpulso explosivo de Nate Huffman. El pívot estadounidense que defendió nuestros colores en la98-99 se enfrenta a un avanzado cáncer y club y afición quisieron mandarle ayertodos los ánimos y fuerzas posibles desde Fuenlabrada. No sólo su nombre estuvoen la espalda de nuestros jugadores, sino también su intensidad y esas ganas deir a por todas en cada acción que demostraba Nate sobre la pista. Sólo con ese espíritu batallador se explica que el MontakitFuenlabrada acabara ganando ampliamente un partido al que llegaba con variasausencias por lesión y con jugadores recién aterrizados al plantel. Que ÁlexUrtasun (apenas una semana en el equipo) y Chema González (llevaba sin competirdesde marzo) fueran los más destacados deja bien a las claras que la voluntadfuenlabreña sobrepasó cualquier dificultad que se planteara. Pero sería injusto destacar a nombre particulares. Lo queganó fue el trabajo colectivo. Los nueve rebotes de equipo que reflejan lasestadísticas vienen a ejemplificar perfectamente que el bloque estuvo porencima de las individualidades. Parece que el camino está bien marcado. En el análisis del partido resultan claves los últimos cincominutos antes del descanso. En ellos la defensa del Montakit Fuenlabrada comenzóa asfixiar el ataque del ICL Manresa que sólo sumó cuatro puntitos, mientras quehasta cinco de nuestros jugadores encontraron el camino al aro en ese tramo parafirmar un parcial de 13 – 4 que nos mandaba a los vestuarios con la máximarenta hasta ese momento: 36 – 27. La sensación en el arranque de la segunda mitad era quepodíamos romper el partido a poco que estuviéramos finos. Era cuestión deperseverancia defensiva y un latigazo ofensivo. Y llegó, fulgurante y letal,con un baloncesto intenso atrás y sin complejos delante. Parcial de 12 – 1 ydiferencia disparada casi hasta la veintena (52 – 33). Pero aún restaban más de trece minutos por jugarse y el ICLManresa no estaba dispuesto a entregarse tan pronto. Liderados por un exfuenlabreño como Montañez lo visitantes se rehicieron para ponerse endisposición de amenazar con la remontada (62 – 50 y posesión, minuto 32). Pero entonces resultó providencial la consistencia defensivade los nuestros, la hiperactividad en las líneas de pase, la concentración enel uno contra uno y la coordinación en las ayudas. Dos robos de Urtasun y otrosdos de Scott hicieron claramente visible para el público tal esfuerzo. Cierta precipitaciónofensiva impidió que sentenciáramos antes el partido (69 – 59, minuto 39), peroun triple de Paunic dio la puntilla y abrió las compuertas para un últimoarreón que nos llevó hasta el definitivo 78 – 60. La sensación de la afición al salir del pabellón era ladeseada por todos. Un equipo digno de aplauso por el evidente esfuerzo, unMontakit Fuenlabrada reconocible de nuevo y con el que resulta fácilidentificarse. Es sólo la primera jornada, pero parece que las señas deidentidad están bien interiorizadas, igual que lo estaban en aquel Fuenla de la98-99 que nos descubrió a un tal Nate Huffman al que ahora dedicamos el triunfoy al que mandamos todo el afecto y los ánimos posibles. ¡Animo Nate! ¡Machácalo! Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada. (Foto de Amador Vicente)
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