Es el tipo de partido que engancha en Fuenlabrada. Con elrival de siempre, en un ambiente festivo como el que ofrece el Carnaval, con elpabellón rozando de nuevo el lleno y, sobre todo, con una conexión que se palpóen todo momento entre el equipo y la afición. El sexto jugador celebró desde lagrada la octava victoria consecutiva como locales ante el Estu (93 – 84), quees la quinta de la temporada y que nos mantiene muy vivos en la lucha por lapermanencia en la Liga Endesa.

Porque eso es lo que nos estamos jugando, la estancia en unacompetición que consideramos nuestra desde hace mucho años, por eso laapelación a la #IrreductibleAldeaFuenla en la que colaboraron las peñas del clubdurante toda la semana. Ayer todos salimos del pabellón con la seguridad de quesí, se puede lograr el objetivo siempre que mantengamos la intensidad en lapista y la comunión con la grada que vivimos en el derbi.

Calidad también tenemos para lograrlo. Lo demostramos en uninicio arrollador, como está siendo casi norma en los últimos partidos en casa.Esta vez nos sirvió para doblar al rival alcanzado el minuto 8 (20 – 10).

Pero la calidad sola no basta. Por eso tuvo que aparecer elcarácter cuando el Estudiantes reaccionó y se puso por delante mediado elsegundo periodo (26 – 27). Defensa agresiva, líneas de pase apretadas y controldel rebote para dejar seco al rival que sólo pudo anotar seis puntos en losúltimos cinco minutos de la primera parte. Y la calidad, claro. De la mano delmejor jugador del partido. Andy Panko sacó lustre a su traje de MVP y clavócuatro triples, cuatro, uno tras otro para liderar una escapada que rematóAlberto Díaz con otro triplazo sobre la bocina del intermedio (43 – 33).

Ya no se nos volvió a escapar el mando del partido. Aunque paraello fue necesaria una gran concentración, sobre todo ofensiva, ya que endefensa nos metimos muy pronto en bonus de faltas y los visitantes fueron hasta18 veces a la línea de tiros libres sólo en el tercer periodo. Pero supimosresponder en ataque, con orden, con el acierto necesario y evitando pérdidas debalón que dieran alas al Estu. Fundamental que termináramos el choque con sólosiete balones perdidos, una cifra que firmaríamos para el resto de latemporada.

Además de a los omnipresentes Panko y Burtt, en el tercerperiodo hay que destacar a Javi Vega y Daniel Clark. El capitán clavó dos triplesque aumentan su valor por la valentía y la seguridad que los lanzó tras habererrado tres en la primera parte. El británico firmó tres acciones casiconsecutivas que hicieron mucho daño psicológico al Estu ya que llegaron cuandolos visitantes más cerca estaban de igualar (59 – 54). Tapón, jugada al postebajo y triple. Esa fue la secuencia de un Clark decisivo en el tramo final deltercer cuarto, de nuevo rematado por una cesta sobre la bocina de Alberto Díaz(73 – 60).

Y en esto apareció Deji Akindele, un tanto irregular en lasúltimas jornadas, el pívot nigeriano asumió responsabilidades en el arranquedel periodo definitivo y lanzó al equipo hasta la máxima ventaja: 81 – 66 acinco minutos del final. Para entonces ya quedó claro que el triunfo seríanuestro, pero el Estu batalló con coraje hasta el final. Así, aunque entramosen los dos minutos finales con clarísima distancia (88 – 75), fue capaz deponer una pizca de inquietud (89 – 84) cuando apenas restaban unos pocossegundos para la conclusión. No fueron más allá. Burtt y Panko firmaron loscuatro puntos de la sentencia para el definitivo 93 – 84.

Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.