Escojan la comparación que prefieran. El ciclista que trasuna gran etapa pierde la ventaja y ve como se esfuma el triunfo en los últimoskilómetros; el torero que tras grandes tercios de banderillas y muleta lo echatodo por tierra con la espada; el estudiante que aun habiendo hincado los codosacaba suspendiendo por fallar en la última pregunta del examen. Por ahí van lostiros, de momento, con el Montakit Fuenlabrada. Empiezan a faltar dedos de una mano para contar los partidosque se nos han escapado tras haberlos peleado bien, incluso después dellevarlos controlados, como el de hoy en el que nos hemos plantado mediado eltercer cuarto con el dominio del juego y del marcador (33 – 42), incluso con untiro liberado para haber alcanzado la decena de ventaja. Pero cuando mejor pintaba el panorama ha virado 180 grados. Unenchufado Baron ponía el 39 – 46, era el minuto 27. Lo que pasó en lossiguientes seis minutos fue la pájara del ciclista, los pinchazos del torero yla mente en blanco del estudiante todo en uno. Adiós a la sobresalientedefensa, desaparecida la clarividencia en ataque, desplomada la fortalezamental del Montakit Fuenlabrada. Parcial de 21 – 3 en contra. Un tiempo muerto de Casimiro y un arreón de raza lideradopor Akindele nos devolvió al partido para pasar del 60 – 49 al 60 – 56 con másde cuatro minutos aún por jugarse. El pulso por la remontada llegó hasta quefallamos un buen tiro para habernos puesto a tan sólo tres puntos y a continuaciónel Obradoiro respondió con un par de mates y un triple que finiquitaban elpartido (74 – 63, minuto 39). Al final, 75 – 63. Guiones similares vivimos ya en los partidos frente al CaiZaragoza y al Tuenti Móvil Estudiantes. Pero cada vez duele más porque seacumulan los precedentes de los que sacar lecciones para encontrar soluciones. Habráque seguir demarrando para coger la escapada buena, exponer valentía en cadatarde de partido e hincar los codos durante la semana. Y acabaremos rematando. Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada. ACBPhoto. |