Magnífica costumbre la que hemos tomado de ganar una vez tras otra a los vecinos del Estudiantes, ahora Tuenti Móvil. Ya son 11 de los últimos 13 enfrentamientos los que han caído de nuestro lado, siete seguidos si contamos sólo los de casa. Y anoche no fue necesaria la épica de otros años remontando marcadores adversos, esta vez nuestro dominio fue claro, sobre todo tras ajustar algún detalle defensivo y cerrar el grifo de un inspirado Colom, protagonista de un arranque sobresaliente con ocho de los 14 primeros puntos de su equipo. Era un partido de bases, y taponada la vía Colom llegó el turno de la respuesta por parte de Dani Pérez, autor de ocho puntos casi consecutivos que nos otorgaban las primeras ventajas por encima de la decena (28 – 16 en el minuto 15; 31 – 18 en el minuto 16). Empero nos dio el típico bajonazo de esta temporada justo antes del descanso, azuzado por una más que dudosa antideportiva señalada en nuestra contra y los visitantes firmaron un parcial de 0 – 10 que les sirvió para irse al descanso más vivos de lo que su juego había merecido: 38 – 36. Habíamos dicho que era un partido de bases y luego hablaremos del mejor de todos ayer sobre el parquet, pero hubo otros nombres propios también dignos de mención como los de Andy Panko, dominador de la situación en cada intervención (14 puntos, 6 rebotes, 3 asistencias); Marcus Arnold, que hizo su mejor partido de la campaña y concluyó con 12 tantos y 7 rebotes); o James Feldeine, capaz de aportar en muchas facetas para sumar 12 puntos, 4 rebotes y 4 faltas recibidas. Por encima de todos ellos brilló Carlos Cabezas, perfecto en el lanzamiento a canasta con cinco triples y cuatro tiros de dos puntos, todos ellos embocados y bien seleccionados. En su debe habría que apuntar la facilidad con que Quino Colom anotó de salida, pero lo rectificó, se aplicó más en defensa y en ataque estuvo inmenso pues a la anotación agregó cinco asistencias. Se le vio disfrutar junto a sus compañeros y conectar con el público. Y eso equivale a un baloncesto de muchos quilates cuando hablamos de un campeón del mundo. Cuando Chus Mateo lea esta crónica nos acusará de poner demasiado el foco en los nombres propios. Tranquilo, entrenador. Sabemos que el mérito del triunfo estuvo en la capacidad de jugar como equipo, con diez jugadores con más de diez minutos en pista y todos ellos merecedores de buena nota. ¿O acaso no resultó muy positiva la aportación de Adrián Laso cuando Diagne y Arnold se vieron con problemas de faltas aún en el primer cuarto? Gracias a ese funcionamiento colectivo la defensa nos volvió a impulsar tras el descanso y pronto retomamos la ventaja y el dominio del encuentro (51 – 40, minuto 24). De ahí hasta el final nadie tuvo dudas de quién sería el vencedor del partido porque esta vez no nos resquebrajamos, sino que fuimos constantes en ambos lados del campo. Sólo las florituras del final con la victoria ya asegurada (82 – 64, minuto 37) se volvieron en nuestra contra hasta que sonó el bocinazo definitivo (82 – 72). El de ayer sí es el Fuenlabrada que todos queremos. Como dice Chus Mateo, este es un equipo nievo y requiere de tiempo para lograr la regularidad que hasta ahora tanto hemos añorado. Porque baloncesto tenemos, y mucho. Hace falta plasmarlo 40 minutos en cada partido. Y más aún el sábado que viene, de nuevo en casa, cuando nos visite el exuberante Valencia Basket de Velimir Perasovic. Partidazo en el Fernando Martín. Departamento de Comunicación del Baloncesto Fuenlabrada. Imagen: Fran Martínez |