Y de repente nos hemos parado. Hace tres semanas loábamos la victoria en Málaga que se sumaban a las logradas ante Estudiantes y Obradoiro. Hoy nos lamemos las heridas de tres derrotas consecutivas con malas sensaciones del Montakit Fuenlabrada. Quienes lleven un tiempo en esto sabrán que el subibaja de emociones no es buen consejero para sacar conclusiones. Ahora lo que toca es rehacerse y encarar con gallardía los dos durísimos envites de esta semana que está a punto de comenzar: UCAM Murcia y Real Madrid.
Para salir victoriosos de ellos será necesario recuperar la frescura y la chispa que han caracterizado al Montakit Fuenlabrada toda la temporada. Ahora da la sensación de que jugamos con el freno de mano echado, que perdemos los duelos personales, que nos desquiciamos ante las dificultades.
Nos reencontraremos, seguro. Para ello es necesaria esa unidad de acción que ayuda a superar los malos momentos, porque como grupo se sobrellevan mejor los baches. Y debemos hacerlo pronto porque ni el calendario ni los rivales nos van a esperar. Ahora nos llega una tacada de partidos de soberbia dificultad: Murcia (fuera), Madrid (en casa), Tenerife (fuera), Barcelona (en casa) y Valencia (también como locales). Y luego tres choques para poner fin a la liga regular con rivales de la zona baja que tanto se juegan en el tramo final: salidas a Badalona y Zaragoza y el GBC en casa para la campana final.
De hoy nos quedamos con la certeza de que nos falta pulso competitivo. Una primera mitad que recordó mucho a la vivida una semana atrás dejó una ficticia igualdad en el primer cuarto (16 – 18) que se rompió en el arranque del segundo (19 – 30). Y a remar a contracorriente.
Tras una máxima que amenazaba con romper muy pronto el partido (24 – 40, minuto 17), tiramos de orgullo para mejorar nuestro rendimiento defensivo y con ello impulsarnos hacia un atisbo de reacción que dejó el partido vivo al descanso (36 – 44).
Quizá la clave del encuentro estuvo en el arranque de la segunda mitad. Después de abrir el marcador (38 – 44) tuvimos opciones de acercarnos aún más en el electrónico y equilibrar el resultado. Las desperdiciamos y a renglón seguido los burgaleses retomaron el mando para lanzarse hasta un demoledor 40 – 54. Tan contundente adjetivo se debe más a las sensaciones de unos y otros que a la imposibilidad de voltear tal distancia cuando aún restaban 15 minutos de juego.
Lo nuestro era un querer y no poder. Y lo intentamos, eh: 46-54; 53-61; 60-68. Ocho puntos de desventaja fue lo más cerca que estuvimos. Pero a cada intentona respondía con sobriedad el equipo visitante, muy seguro de sí mismo. Los últimos minutos fueron de celebración para los burgaleses, muy arropados por su afición en el Fernando Martín. Enhorabuena para todos ellos. A nosotros nos toca rearmarnos para seguir compitiendo como queremos.
Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.
Foto de Emilio Cobos. |