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El Urbas Fuenlabrada ganó 84-82 al Monbus Obradoiro en un partido intensísimo y vibrante, con rachas de muy buen juego para ambos equipos y resuelto en el último momento. Triunfo de gran valor ante un rival directo.



04 de abril de 2021
Sangre, sudor y sonrisas

El 20-31 con que acabó el primer cuarto hacía presagiar a los agoreros el peor de los escenarios para el Urbas Fuenlabrada. El 74 – 61 del minuto 32 hacía soñar a los optimistas con ganar y hacernos hasta con el “average” frente al Obra. Pues ni pa ti ni pa mí. Entre dos equipos de nivel económico y deportivo similar que marchan ahora empatados en la tabla, el partido se iba a resolver, como marca la lógica, en un final igualadísimo.

Para el espectador neutral el choque fue más que entretenido. Por los múltiples giros de guion. Por los muchos puntos anotados pese a la tensión por la importancia del triunfo. Por actuaciones individuales de muy alto nivel.

Pero para los aficionados fuenlabreños y santiagueses aquello fue digno de morderse hasta la uñas de los pies. ¡Y pensar que nos quedan ocho partidos más! Mientras que acaben como este, lo daremos por bueno.

Volvamos al desarrollo del choque. Sangría de puntos en el primer cuarto. Entre que no mostramos la intensidad necesaria en defensa y que Kassius Robertson se levantó de la siesta con la muñeca tonta, nos endosaron 31 puntazos en los primeros diez minutos. Corríamos el riesgo de desangrarnos.

El que puso los medios para cerrar la herida fue un motivadísimo Christian Eyenga. Asumiendo responsabilidades en ambos lados del campo él lideró la reacción. Primero cerramos el grifo para encajar solo 4 puntos en cinco minutos y a continuación hallamos los caminos mediante incisivas penetraciones para igualar el choque a 35.

Para entonces constatamos dos cuestiones relevantes. 1) Nuestro infortunio con las lesiones, pues precisamente Eyenga caía dolorido en una rodilla apenas a unos metros de donde veían el partido con sus respectivas dolencias Ehigiator y Vene, los dos lesionados de larga duración. 2) Aunque Eyenga tenía que abandonar el parqué, había hecho lo suficiente para prender la llama y el equipo ya estaba carburando a alta temperatura.

Con el partido igualado a 42 al descanso, los grados fuenlabreños siguieron subiendo hasta que entramos en combustión liderados por Melo Trimble, autor de 13 puntos en tan solo 5 minutos. Su estallido nos lanzó al 74 – 61 del minuto 32.

O rompíamos o se reenganchaban. Y se reengancharon con la respuesta otra vez de Robertson al que habíamos logrado frenar tras su gran inicio, pero que con 5 puntos consecutivos hizo creer al Monbus Obradoiro en la remontada.

Y ahí llegó el momento de los sudores. Sudores fríos para el Urbas Fuenlabrada pues veíamos como la dinámica cambiaba y nos aproximábamos al final con una renta que menguaba al mismo ritmo que se nos secaban las ideas y el físico.

Solo un triple de Novak que llevarnos a la boca antes de que los gallegos dieran la vuelta al marcador cuando más duele, ya en el último minuto. Con  79 – 82 y 37 segundos por jugarse nuestro tiempo muerto dibuja una acción para Trimble que recibe falta en un lanzamiento triple a 27 segundos del final. Hasta entonces llevábamos un inmaculado 12/12 en tiros libres. Pero Melo falla el primero. Sudores muy fríos. Mete el segundo (80 – 82). Sudores de esperanza aún. Falla el tercero y el Obra coge el rebote. Los sudores llevan camino de convertirse en lágrimas.

Y entonces llega el momento del partido. Los cinco jugadores del Urbas Fuenlabrada se lanzan a presionar para robar la pelota. Emegano la toca en el bote de Daum, Meindl la recoge del suelo, se la pasa a Trimble que enfila el aro, recibe falta en la penetración cambia el balón de mano ya en el aire para evitar el tapón y anota la canasta con tiro libre adicional. Estallido. Ahora no falla desde el 4,60 y nos ponemos uno arriba (83-82).

Pero restan 16 segundos. Atacan los gallegos, el triple de Ozmizrak no entra, Alexander captura el rebote y recibe falta para que no corra el tiempo. Solo quedan 2 segundos y ya los sudores fuenlabreños parecen tornarse definitivamente en sonrisas. Pero hay que rematarlo. Kyle mete el primero (84 – 82) y lanza a fallar el segundo. A los visitantes no les queda ya tiempo más que para lanzar a la desesperada desde su propia canasta. El balón se pierde por la línea de fondo y ahora sí podemos celebrar la octava victoria.

Departamento de Comunicación del Urbas Fuenlabrada.       

Foto de Alba Pacheco.




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