“¡Ya tocaba!”, “¡nos lo merecemos!”, eran algunas de las frases que se escuchaban tanto en el vestuario como en sus inmediaciones una vez acabado el encuentro. Era el momento de celebrar una victoria muy trabajada del Urbas Fuenlabrada. Hoy es el momento de descansar para recuperar y a partir de mañana lo será para volver a exprimirse en los entrenamientos con la mente ya puesta en el choque del domingo en Zaragoza.
Porque siendo valioso el triunfo de ayer, no ha de ser más que un punto de salida, o de reinicio, o de reafirmación en el trabajo que venimos realizando. Quizá todo a la vez. Punto de salida en cuanto a sumar victorias se refiere. Reinicio por lo que supone la vuelta de Meindl y la llegada de Molisavljevic. Reafirmación porque tras el desastre de Murcia el equipo ha reaccionado y en las últimas semanas se ha tuteado con plantillas tan potentes como las del Madrid, Unicaja y Valencia.
Y entremos en harina con la crónica del partido en sí. Habría sido cruel perderlo tras haber estado por delante en el marcador durante 37 de los 40 minutos que dura este maravilloso juego. Pero estuvo cerca de suceder porque el rival era de enjundia, un Valencia que supo reaccionar a nuestro gran inicio (11 – 0 de salida), que jamás se desconectó y que en el tramo final hizo unos cambios tácticos en defensa que nos complicaron mucho la existencia. No en vano, los valencianos venían en racha ganando, por ejemplo, al Partizan en Belgrado y al Barça en Barcelona.
Seguramente ante otro rival de menor nivel habríamos vencido con un margen mucho mayor. Porque el juego del Urbas Fuenlabrada se movió siempre entre el bien y el sobresaliente. La variedad en nuestra carta de anotadores es riquísima, en buena medida porque el equipo es muy dinámico en la ofensiva, sin miedo a tomar tiros en pocos segundos de posesión y ha interiorizado cómo compartir la bola hasta encontrar una adecuada posición de tiro.
Pero lo mejor del arranque no fue el ataque, sino la defensa. Siendo valientes, atacando al hombre con balón (impresionante Samar), incomodando, usando bien los contactos… tan tan bien como que en los primeros seis minutos el Valencia apenas había anotado ¡tres puntos! Quedaban aún 34 minutos y la ventaja no era abultada (15 – 3), pero el camino ya estaba marcado.
Paulatinamente el Valencia fue tomando sensaciones, nosotros bajamos un poco el listón defensivo y, sobre todo, nos hicieron daño por no ser sólidos en nuestro rebote defensivo. Entre Prepelic y Rivero sumaron lo suficiente para igualar el marcador. El primer cuarto concluyó 22 – 19.
El equilibrio se mantuvo unos minutos, hasta que mediado el segundo periodo Eyenga ayudó a dar un paso al frente de nuevo en defensa, Novak y Milosavljevic pusieron el criterio en ataque y Meindl tuvo uno de sus pasajes de furia anotadora con 13 puntos del tirón que nos relanzaron de nuevo en el marcador (48 – 37, minuto 19).
Tras el paso por vestuarios los visitantes regresaron más atinados con Josep Puerto como ejecutor de ocho puntos consecutivos que reequilibraron de nuevo el electrónico (52 – 51). Fue este un tramo con un trepidante toma y daca que dejó acciones espectaculares como un tremendo alley oop al contraataque entre Milosavljevic y Alexander. Ya que lo mencionamos destaquemos la gran labor de Kyle en la segunda parte, intimidando, taponando, reboteando y anotando algunos puntos importantes para la suerte del encuentro.
Paso a paso, esfuerzo a esfuerzo, nos hicimos de nuevo con una suculenta renta ya en el último cuarto, esta vez con Jovan Novak como protagonista principal anotando y asistiendo a los compañeros: 80 – 71 a cinco minutos del final.
Pero ahí llegó un momento clave. Consciente de que el partido se le iba, el cuerpo técnico visitante dio un giro de timón. Prepelic y Dubljevic se fueron al banquillo y pusieron en pista un quinteto más versátil, capaz de cambiar en defensa en todos los bloqueos. Y nos hicieron daño. En apenas dos minutos el marcador volvió a equilibrarse (80 – 79).
Fue el momento de Emegano. Dos cestas suyas apaciguaron los nervios y frenaron el parcial de los valencianos. Sin embargo, el rival también tiró de calidad con Van Rossom metiendo unas canastas monumentales para dejarlo todo en tablas: 86 – 86 a 44 segundos de la conclusión.
Obi asumió responsabilidades. En pleno uno contra uno perdió el balón e hizo falta antideportiva. Ver para creer, o más bien para sufrir. A 18 segundos del final el rival tenía dos tiros libres y posesión posterior. Pero Rivero falló uno de los tiros, el público ovacionó a los nuestros tras el tiempo muerto y acto seguido la defensa de Samar significó una falta en ataque de Van Rossom.
No había corrido ni un solo segundo y ahora el balón era para nosotros con 86 – 87. El baloncesto es así. ¡Qué tensión! Samar consume segundos, Alexander bloquea a Emegano, éste sale liberado para recibir y suspenderse en el aire. Vuela la pelota y entra. Explosión en el pabellón. 88 – 87. Pero ojo, restan 3 segundos. 3 segundos que defendemos muy bien, negando el alley oop a Labeyrie y la recepción de Prepelic, así que la bola acaba en manos de Rivero, un ala-pívot, casi en el medio del campo. Su intentona final no tuvo éxito.
La celebración posterior fue apoteósica. Aquí sabemos bien lo que cuesta y lo que vale cada triunfo. Con una comunión maravillosa entre afición y equipo. Saboreémoslo hoy. Mañana, vuelta a entrenar. Y el domingo a Zaragoza. El equipo no estará solo en tierras mañas, hay un viaje abierto al que puedes inscribirte. El martes abrimos las oficinas. ¡Anímate!
Departamento de Comunicación del Urbas Fuenlabrada.
Foto de Alba Pacheco. |