A remolque, así hemos vivido gran parte del partido en Andorra. A remolque porque tras un primer periodo equilibradísimo, en el segundo cuarto nos han superado desde la defensa y, sobre todo, gracias al rebote. 23-8 en rechaces capturados cuando hemos llegado al descanso. Y, claro, desde el rebote podían correr y sentirse cómodos hasta gozar de una ventaja por encima de la decena al descanso (50-39).

Esos minutos marcaron el encuentro decisivamente porque a nosotros nos metió presión extra y a ellos los liberó. Y, aunque es cierto que tras el descanso mejoramos y equilibramos fuerzas, no conseguimos nunca dar caza al rival en el marcador. Por un lado nos faltó constancia defensiva, solidez atrás para atenazar a los locales y que volvieran a sentirse acogotados por la presión. Por otro, sobró inspiración de algunos rivales que, reforzados por la buena dinámica del segundo cuarto, asumían con acierto la responsabilidad cada vez que nos acercábamos.

Así pasó tras el 55-52, tras el 69-63 o tras el 85-79. A cada arrimón fuenlabreño los andorranos respondían con un nuevo estirón. Tanto es así que en el último minuto lo que realmente estaba en juego no era la victoria del partido, sino el basket-average. En la primera vuelta habíamos ganado por 13 puntos, así que el 90-79 que reflejaba el marcador a 70 segundos del final daba esperanzas de premio extra a los andorranos. Mantuvimos la calma y tuvimos el acierto suficiente para controlar al menos ese detalle hasta el 92-84 final.

Capítulo aparte merecen los aficionados que han animado incansablemente al equipo antes, durante y al final del partido. Esta noche es difícil verlo, pero todo sigue estando en nuestras manos… y en nuestras gargantas. GRACIAS POR EL APOYO Y A POR EL PARTIDO DEL MARTES.

Departamento de Comunicación del Urbas Fuenlabrada.