Hubo que defender la última posesión de los 40 minutos para llevar el partido a la prórroga. Lo logramos. Y hubo que defender la última posesión de la prórroga para llevarnos el partido. Y también lo logramos. Triunfo tras uno de los mejores encuentros del curso por la intensidad en el juego, las alternativas, la riqueza táctica, el ambiente, las actuaciones individuales de algunos jugadores y la alta dosis de emoción.
De salida el choque pareció una exhibición de canastas, baloncesto de salón donde las defensas contemplaban el virtuosismo de los ataques. 12 – 13 reflejaba el electrónico en apenas tres minutos de juego. Espabiló antes la defensa orensana y por ello tomaron las riendas del juego. La sangría anotadora no cesó hasta la conclusión del primer cuarto (28 – 25).
Comenzamos a hacer honor a nuestras habituales prestaciones defensivas en el segundo periodo. Más activos de pies y de manos, pudimos maniatar paulatinamente a los locales, si bien el rebote suponía una rémora enorme. Al descanso los números reboteadores abrumaban: 24 para ellos (12 defensivos y otros tantos ofensivos) y tan solo 12 para nosotros (9+3). A pesar de ello mandábamos en el marcador 44 – 49 merced a nuestro brillantísimos 8 de 11 en triples.
Porque al contrario de lo que viene siendo habitual, en el Pazo Paco Paz nuestra principal amenaza anotadora vino desde el perímetro y no desde la zona. Con esas armas afrontamos la segunda parte. El tercer periodo fue un bonito y equilibrado intercambio de golpes que dejaba todo por resolver para el último tramo.
Tuvimos la opción de tener un final más plácido pues a ocho minutos de la conclusión vencíamos 60 – 71 y disponíamos de la posesión. Marramos. Como marramos a partir de ese momento unas cuantas opciones de tiro bien trabajadas. Y el rival se vino arriba espoleado por la grada y porque olía la remontada: 69 – 73, m 35. Frenamos la primera envestida, retomamos aire y nos pusimos 69 – 75 con balón en nuestro poder. Una nueva ocasión de aclarar el camino hacia el triunfo, pero perdimos dos posesiones con inmediato castigo del rival para poner el 74 – 75. Quedaban por delante tres minutos, que acabaron siendo ocho.
En esos 3 + 5 minutos se jugó otro partido. El de la tensión entremezclada con la fatiga, la física y la mental. Subidos a la ola buena los orensanos parecieron tener cerca la victoria pues entraron al último minuto 79 – 76. Sin embargo, un triple de Westermann y dos tiros libres de Nzosa empataron la contienda. Nos tocó defender los últimos segundos, lo hicimos con éxito y el partido se fue a la prórroga.
El tiempo extra mantuvo la igualdad. Iván Cruz robó un balón y puso el 86 – 89 a 1:45 de la conclusión. Acto seguido el propio Iván tuvo un triple para haber finiquitado el choque, pero no entró y el Ourense empató a 89 con otro tiro exterior ya en el último minuto. De nuevo Nzosa desde el tiro libre nos adelantó (89 – 90). Restaba una posesión, que era del rival. Otra vez a jugarse el partido defendiendo. Y otra vez con éxito.
Estallido de júbilo del equipo y de los aficionados fuenlabreños, tanto los que lo vivieron in situ como los que lo siguieron por tele, radio o redes. Hay que darle mucho valor a esto. Son ya 14 victorias en 16 partidos. Y el sábado que viene queremos sumar otra más. Será de nuevo un reto mayúsculo por la entidad del contrincante, el Real Betis. Eso sí, esta vez será en casa.
Departamento de Comunicación del Flexicar Fuenlabrada.
Foto del Aircargobooking Ourense |