Por mucho que llevemos décadas viendo partidos de baloncesto y siguiendo a nuestro equipo, repetiremos algunos errores. Porque quien más quien menos ayer fue (fuimos) al pabellón pensando que el Flexicar Fuenlabrada iba a ganar con autoridad al Inveready Gipuzkoa. Mira la clasificación ¿no?
Pues no. Claro que no. Todo partido requiere de jugar bien, bastante bien, para convertirlo en victoria. Lo vimos ayer. Lo veremos el martes en Castellón y lo seguiremos viendo siempre, por mucho que sigamos pensando que el teórico potencial de unos y otros determina de antemano el resultado. Para bien del deporte, esto no son matemáticas puras.
El que los donostiarras llevaran nueve puntos en menos de tres minutos de juego evidenciaba de salida que nosotros no estábamos al nivel defensivo deseable y que ellos tenían las ideas muy claras. Tanto que impusieron su juego en los dos lados del campo, se hicieron con el ritmo del partido y se escaparon hasta el 11 – 21 que reflejaba el marcador en el minuto ocho de encuentro.
Empezaba a urgir la reacción del Flexicar Fuenlabrada. Y de repente ¡¡pam!! Nos enchufamos, comenzamos a defender mejor y cerrar el rebote defensivo, débil de arranque. Con ello pudimos fluir en nuestro ataque y hallamos la inspiración anotadora de quienes entraron al juego desde el banquillo. En apenas un par de minutos empatamos, pero no frenamos ahí sino que seguimos desarbolando al rival hasta firmar un fenomenal parcial de 23 – 2 en apenas cinco minutos de juego hasta poner el 34 – 23 en el electrónico.
Fueron cinco minutos de locura. Y paramos. O nos pararon, que el rival también juega. Intervienen también las decisiones arbitrales que acabaron con Jorge Bilbao descalificado por una protesta ante una falta no pitada y una antideportiva que en principio no se señaló como tal. El caso es que tras el torbellino volvimos a empantanarnos y el duelo se marchó al descanso con todo muy abierto: 45 – 41.
Se sentía más cómodo el equipo donostiarra tras la reanudación. Eran capaces de anular nuestras opciones en los ataques estáticos y solo anotábamos con relativa sencillez cuando podíamos correr. Por el contrario, ellos hallaban buenas situaciones de tiro a lo que añadían un alto grado de acierto desde el triple. Así, tomaron de nuevo el mando y cerraron el tercer periodo con ventaja (65 – 68).
Se presagiaba final taquicárdico. Empero entonces apareció la versión más sólida del Flexicar Fuenlabrada. En defensa impusimos nuestra fortaleza física e intensidad, y en ataque, liderados por Tanner McGrew en este tramo (bienvenido de nuevo), horadamos la zona visitante con insistencia. Así volvimos a tomar la delantera con el 76 – 68. Restaban siete minutos para el final. Unos minutos en los que la diferencia permaneció estable gracias a nuestro buen hacer defensivo.
Se pudo celebrar el triunfo con cierta tranquilidad. Incluso el canterano Pablo Rodríguez gozó de unos segundos finales en los que anotó un triple para el definitivo 92 - 80. Por cierto, con esa cesta de Pablo todos los jugadores del Flexicar Fuenlabrada, los doce, anotaron al menos una canasta. Equipo coral el nuestro, esa es una de las grandes fortalezas de este Fuenla.
Nos vamos felices con la victoria a preparar el siguiente envite. Que llega bien pronto ya que el martes a las 20:45 horas jugamos en la pista del Amics Castelló. Nuevo examen. Nueva ocasión de competir, jugar bien y ganar. A eso vamos.
Departamento de Comunicación del Flexicar Fuenlabrada.
Foto de Alba Pacheco. |