No fue un buen partido en líneas generales, pero se lo llevó el que pareció mostrar más intensidad y viveza en el tramo decisivo. Los estudiantiles supieron cómo dañar nuestra defensa con 49 puntos en la segunda mitad. El choque se rompió en el último cuarto y el tramo final fue cómodo para los locales.
Apuntábamos en la previa que la mejora debía de venir por la defensa, pero no fue así. De nuevo 86 tantos encajados. Y esta vez sin poder optar a la victoria porque al desacierto en el tiro (39 por ciento de dos y de tres) le acompañó la imposibilidad de correr y sumar canastas fáciles. Apenas tres recuperaciones de balón por dieciocho pérdidas. Un lastre imposible de compensar consecuencia de una defensa que se quedó a medias en muchas cosas, entre ellas en apretar en líneas de pase.
En la primera parte dominamos el partido cuando se jugó en cinco contra cinco a media pista, pero el Estudiantes lo mantenía igualado gracias a recuperaciones de balón y rápidas transiciones que canjeaba por puntos fáciles. Así, la igualdad era la dominante al descanso (37 – 36).
Tras la reanudación fueron los colegiales los que se erigieron en dominadores (44 – 39). Aguantábamos en el partido con ramalazos discontinuos de anotación y con la capacidad de Diagne para imponerse en ambas zonas. El 64 – 61 con el que acabó el tercer cuarto era más esperanzador que la dinámica del juego.
Por desgracia la inercia se acentuó en el último periodo y el Movistar Estudiantes estableció pronto la distancia cerca de la decena (70 – 61, minuto 32). Nuestro equipo quiso agarrarse a la remontada a través del ataque, y aunque amenazamos con esa opción durante algunos momentos, lo cierto es que la defensa nunca fue suficientemente solvente como para sacar al Estu de sus esquemas y voltear el partido. La consecuencia lógica fue que los colegiales pudieron celebrar con cierta holgura una victoria para la que hicieron más méritos.
Departamento de Comunicación del Montakit Fuenabrada.
ACBPhoto / E. Candel |