Fue el partido que se esperaba, con constantes alternativas en la dinámica de juego, ventajas de uno y otro en el marcador, y pique sano en las gradas. Resuelto como un partido de este cariz se merece, con emoción y jugadones decisivos en el último minuto.

El toma y daca se mantuvo igualado solo en los primeros compases (11 – 14, minuto 7), entonces llegó el primer estacazo en forma de parcial estudiantil (21 – 14). Eran momentos en los que repetíamos errores recurrentes en las últimas jornadas. Sobre todo dos: fallar triples y perder balones. Hasta diez bolas mandamos al limbo en la primera mitad. Demasiadas.

Pero el equipo tenía el convencimiento de que tenía que competir en todo momento, la mala imagen del pasado domingo en Las Palmas no se iba a repetir. De ahí que devolviéramos el parcial con un juego coral y puntos de muy distintos jugadores (23 – 25, minuto 14).

Y del subidón al bajón. Ahora le tocaba al Movistar Estudiantes tomar las riendas aprovechándose de nuestra falta de finura para encarar el aro. Producto de ello, al descanso nos fuimos abajo 36 – 29. Con las diez pérdidas de balón antes reseñadas y un pobre 2/11 en triples demasiado bien estaba el marcador para nuestros intereses.

Era la defensa la que nos estaba sustentando en el partido y la que nos relanzó tras el intermedio. Faceta y minutos en los que destacó especialmente Álex Llorca, uno de los hombres cuyo trabajo explica el cambio de cara del choque. + 16 para nuestro equipo en los 14 minutos que Llorca estuvo en pista. ¡Dejamos al Estu más de cinco minutos sin anotar! Así que ahora éramos nosotros los que mandábamos (36 – 43, minuto 26).

Con mejores sensaciones fuenlabreñas entramos en el último periodo, hasta que alcanzamos nuestra máxima ventaja (43 – 54, minuto 31). Entonces comenzó un festival de faltas personales señaladas contra nuestro equipo, tan exagerado que el Estu lanzó 18 tiros libres en el último cuarto por tan solo tres de nuestro equipo. Desde la línea de personal los colegiales primero se acercaron (50 – 54), para después volver a ponerse por delante ya en los últimos tres minutos de partido (60 – 59).     

Cuando peor pintaban las cosas para nosotros, apareció un factor clave en el que fuimos muy superiores: el rebote. Rolands Smits capturó uno ofensivo que transformó en canasta más personal (60 – 61). Rolands falló el tiro libre, pero Paco Cruz cogió de nuevo el rechace y la jugada acabó con un triplazo desde unos ocho metros de Marko Popovic. Total, 60 – 64 tras cinco puntos en una sola jugada.

Esa, la del triple fue otra clave en los compases finales. Arrastrábamos un horripilante 5/23 durante todo el encuentro, pero en el tramo decisivo Marko y Paco enchufaron dos que parecían darnos el triunfo: 62 – 67 ya en el último minuto. Mas resultó que nuevos tiros libres del Estu y una pérdida por no sacar de banda en cinco segundos dieron vida a los locales.

Con 66-67 dos jugadores del Estudiantes persiguieron a Popovic por la pista hasta mandarlo al parquet para parar el reloj. Aquello resultó ser falta simple, nada de antideportiva a pesar de la evidente intención de cometer personal y de lo expeditivo de la misma. Marko anotó ambos (66 – 69) y a renglón seguido el Estu anotó un triplazo que empataba a 69 para locura de la afición local.

Sin embargo, restaban aún segundos suficientes para que Popovic superara a su defensor mientras cruzaba la pista de zona a zona y diera una asistencia perfecta para que Christian Eyenga anotara la canasta decisiva, la del 69 – 71, la que nos da una victoria doblemente satisfactoria por ser en un derbi. La sexta.

Departamento de Comunicación del Montakit Fuenlabrada.

Fotos de Emilio Cobos.