Hay días en los que… nada.
Empiezas y tras unos pocos segundos,
simplemente, se acaba.
Estás por la cancha
pero como si no estuvieras,
como si fueses un fantasma.
He sido jugador y esas cosas se notan.
Quieres, intentas, pero por alguna
extraña razón, la vida va a cámara rápida
y tú no pasas de la lenta.
Mal día para tener un día malo.
Burgos hizo todo bien.
Ambiente de lujo, coronado por los nuestros
que se dieron el viaje para animar al equipo.
He sido entrenador y estos partidos los percibes.
Sensaciones, actitudes, miradas…
Pides un tiempo muerto y cuando se vuelve
a la cancha, te giras al banquillo
y preguntas:
¿Pero hablo otro idioma?
En el caso de Jota encima habla dos.
Tratas de dar con la tecla.
Combinas piezas, das palmas, arengas
y todo falla.
Hoy no habrá batalla.
Cierras los puños y te niegas a tirar la toalla.
Te ves impotente cuando compruebas
que, al otro lado, los jugadores
vuelan, muerden, meten hasta de espaldas
y buscas en el libreto algo que vire el viento
pero no encuentras nada.
Lo mejor de este fin de semana
de borrón y cuenta nueva
que seguimos a mitad de tabla
metidos en la pelea.
Hemos sacado conclusiones
y eso siempre es bueno,
un vídeo con varios cortes
de cómo no hacer lo mismo
y a seguir a nuestro ritmo.
Agua pasada
no mueve molino.
Nosotros a lo nuestro.
¡Seguimos! |