Toca anécdota culinaria en el anecdotario de hoy. Hay que situarse en la era previa a la universalización del uso de internet, cuando el fax era el amo de las comunicaciones por escrito a distancia.
03 de mayo de 2020
Más de dos décadas atrás nuestro equipo se marchó a Portugal para hacer la pretemporada. En los días previos, y cuidando los detalles, solicitamos al hotel los menús, con todo muy masticadito para que no hubiera dudas. Tanto es así que para evitar equívocos con el idioma en lugar de pedir “arroz a la cubana”, el delegado solicitó “arroz blanco hervido, con dos huevos fritos y tomate frito aparte, para quien lo quiera echar sobre el arroz”.
El día que tocó el susodicho menú los camareros sirvieron el arroz blanco hervido. Correcto. A continuación, llegaron con los huevos fritos. La cosa iba bien. Mas de repente, cuando los jugadores pedían a gritos el sabroso tomate frito para mojar pan, los camareros aparecieron con una bandeja donde traían tomates cortados en rodajas y las rodajas fritas. Tras el pitorreo para con el delegado, el kétchup se convirtió en el rey de la comida en sustitución del añorado tomate frito.
Departamento de Comunicaicón del Montakit Fuenlabrada. |
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