El partido no dejó indiferente a nadie. Acciones espectaculares a uno y otro lado del campo, intensidad tanto en la pista como en la grada y rachas brillantes de juego que daban lugar a parciales que amenazaban con cambiar la suerte del encuentro cada poco. Al final resultó que la racha más decisiva fue la del inicio del segundo cuarto cuando un 0 – 14 de los burgaleses les dio una renta que pudieron administrar durante el resto del choque.
Ese parcial anuló nuestro buen arranque. Porque empezamos acertados, compartiendo bien el balón en ataque y dominando el rebote. Amenazamos incluso con alcanzar la decena de ventaja (21 – 14 y posesión), pero la fluidez ofensiva se fue apagando a medida que subía el nivel de contacto de la defensa visitante, clave para el ya reseñado parcial del inicio del segundo cuarto.
Así que nos vimos abajo 23 – 31. Y a remar. La diferencia se estabilizó entre los 5 y 10 puntos favorables a los burgaleses, que si bien se sentían fuertes también notaban nuestro aliento cercano y amenazante para voltear de nuevo el marcador.
En esas estábamos cuando mediado el tercer cuarto los árbitros señalaron dos técnicas y una descalificante a nuestro banquillo. Raventós y Guardia al vestuario y Benite a la línea de tiros libres para poner la máxima ventaja de su equipo (44 – 58). De ahí al final el choque fue un pulso entre el ímpetu fuenlabreño por volver a equilibrar el marcador y el temple burgalés para mantenerse por delante.
Tras la expulsiones, la reacción fue instantánea con un 8 – 0 de parcial que nos acercó hasta el 52 – 58. Momento en que tomó protagonismo el acierto triplista del equipo entrenado por Tabak: Nikolic, Díez, Benite y McGee castigaron nuestras ayudas defensivas para disparar el electrónico hasta el 61 – 79 (minuto 33).
Disparar, mas no sentenciar, porque el Urbas Fuenlabrada no se entregó. Insistió en la lucha y paso a paso fuimos capaces de abrir un resquicio, una última opción que enardecía al graderío: 77 – 87; podo después 84 – 92; una recuperación, otro ataque rápido y 87 – 93; y un paso más para robar el balón con 89 – 94 en el marcador y 29 segundos por jugar. La gesta era posible, pero no se materializó, no anotamos y la victoria quedó sentenciada, se la llevaban los visitantes.
Ese fue el partido de los jugadores. En paralelo se jugó el de los árbitros y su criterio con las faltas personales. Sus criterios: de los primeros 34 minutos del partido tan solo en 3 el Hereda San Pablo Burgos estuvo en bonus. En ese mismo tiempo nosotros estuvimos en bonus durante 11 minutos. Es decir, el triple de tiempo con la permanente amenaza de dar tiros libres al rival. Condiciona, eh.
Un equipo que contacta y se faja duro en defensa como el de Tabak (y hace bien) entró en bonus en el minuto 8 del primer cuarto; en el minuto 9 del segundo cuarto; y no entró en bonus en todo el tercer periodo.
Y llueve sobre mojado porque hace poco vimos en el Fernando Martín que al Gran Canaria tan solo le señalaron 3 faltas personales en todo el último cuarto y el añadido de la prórroga. ¡¡3 faltas personales en 15 minutos decisivos de baloncesto profesional de un partido igualadísimo!! En ese mismo tramo del partido a nosotros nos pitaron más de diez.
Un juego de defensa y ataque, de mates y tapones, de aciertos y errores. Y de criterius bonus y criterius malus.
Departamento de Comunicación del Urbas Fuenlabrada.
Foto de Alba Pacheco. |