¡Qué duro es perder! Y duele más si es en casa. Y más fastidioso aún si lo haces sin oponer la resistencia necesaria. Porque no la pusimos. Tan cierto es que el Unicaja está en un momento dulcísimo acumulando una victoria tras otra como que nuestro nivel estuvo lejos de ponerles en aprietos.
Sabíamos el malagueño es un equipo experto en anotar en los primeros segundos de cada posesión. Pues pudieron hacerlo con asiduidad. También habíamos trabajado rebajar su excelente acierto triplista. Tampoco hubo forma de conseguirlo. Ya a los cinco minutos habían anotado 17 puntos. Nos agarrábamos al partido porque también nosotros anotábamos con fluidez (17 – 21, minuto 7). Pero a ese ritmo de anotación era cuestión de tiempo que se nos escaparan. Y lo hicieron rápido. Al final del primer cuarto el electrónico mostraba un doloroso 21 – 35.
La dinámica del juego varió poco en el segundo periodo, con la ventaja ensanchándose hasta el entorno de la veintena con la que alcanzamos el descanso (37 – 56). El tercer cuarto fue el más parejo. De hecho, el Carplus Fuenlabrada se encontró comodísimo en ataque y paso a paso fue reduciendo la desventaja, tanto que por un momento el pabellón soñó con una remontada increíble: 60 – 73, minuto 29.
Pero se esfumó rápido. En apenas un minuto y medio los visitantes sumaron diez puntos y sanseacabó. Otra vez los veinte de distancia. Así que el tramo final del choque, ya con todo decidido, fue un intercambio de canastas en uno y otro aro que llevó a los malagueños a lograr varias marcas históricas de su club.
Muy duro. Sobre todo por esa afición que de nuevo llenó el Fernando Martín, pero que ayer no se pudo ir orgullosa de su equipo. Una afición que animó y que se mostró respetuosa con sus jugadores. La ovación de la tarde se la llevó Osas Ehigiator quien, tras su regresó en Tenerife, ayer volvió a jugar en casa. Que sus dos canastas sean las primeras de muchas más.
Departamento de Comunicación del Carplus Fuenlabrada.
Foto de Alba Pacheco. |