Un correctivo de los que duelen y mucho. 119 puntos encajados se alcanzan porque el rival ha estado acertadísimo y también porque nosotros hemos distado una enormidad del nivel deseado. Duele también por lo inesperado tras dos grandes partidos que nos habían devuelto al camino de la victoria.
Y desde luego duele por los aficionados, tanto por los muchos presentes en Burgos como por todos a quienes importa el Fuenla.
No podemos sorprendernos del partido que planteó el Tizona. Esa hiperactividad y riesgo en su juego tanto ofensivo como defensivo es habitual en ellos. No tanto su elevadísimo acierto. El caso es que siempre se jugó a su estilo, pero supimos responder durante los 15 primeros minutos en los que también nosotros estuvimos fluidos e inspirados en ataque (41-38, minuto 15).
De ahí en adelante nos fuimos agotando, sobre todo mentalmente. Ellos castigaban cada pequeño error de nuestra defensa y fueron ahogando paso a paso a nuestro ataque. Un parcial de 14-2 en los cinco últimos minutos de la primera mitad fue el principio de nuestro fin. Al descanso nos fuimos 55-40.
La segunda parte no hizo si no acrecentar esa dinámica en la que el Tizona elevaba y elevaba su nivel de actividad y acierto. Sin la respuesta suficiente del Fuenla. Así nos vimos 69-44 en el minuto 24. Llegó entonces un atisbo de reacción fuenlabreña (69-53, minuto 25), rápidamente sofocado por los burgaleses: 74-53, minuto 26.
De ahí al final la distancia siguió creciendo hasta el abultadísimo 119-77 definitivo. Difícil de digerir, pero hemos de hacerlo para ser de nuevo y cuanto antes el Fuenla de las dos anteriores jornadas. Lo veremos el sábado próximo en el Fernando Martín ante el IGC Força Lleida.
Departamento de Comunicación del Baloncesto Fuenlabrada.
Foto: Tizona Burgos. |