Pues fue un muy buen broche para un horripilante año en el Fernando Martín. Ambientazo en las gradas, que se acercaron al lleno; equipo sólido en defensa y en rebote, y generoso y coral en ataque. Incluso con la alegría de ganar dos veces el partido. Porque tras liderarlo y manejarlo magníficamente hasta el minuto 25 (55 – 40), tuvimos que volver a ganarlo en el tramo final después de que el Betis remontara a caballo entre el tercer y el cuarto periodo. Los últimos cinco minutos fueron una demostración de confianza, coraje y comunión para firmar un rotundo parcial que supuso una fiesta en el pabellón y la cuarta victoria en las últimas seis jornadas.
La sonrisa con que los seguidores salían del Fernando Martín era fruto de las buenas sensaciones que dejó el equipo, las vibraciones positivas que tanto necesitamos en casa. Y sensaciones y vibraciones se pueden cuantificar en un dato: 28 asistencias. Es nuestro récord esta temporada y la prueba estadística de lo bien que compartió el balón el equipo, de lo coordinados que estuvieron nuestros jugadores en ataque, elogio que también se les puede aplicar en defensa, como prueba haber encajado tan solo 71 puntos.
Con todo lo ya expuesto no es de extrañar que el Fuenla mandara en el marcador prácticamente de principio a fin. La rémora de los tiros libres (fallamos doce en total) evitó que abriéramos brecha ya en el primer cuarto. Pero el premio al buen juego tenía que llegar y lo hizo nada más arrancar el segundo periodo, a cada minuto agrandábamos la ventaja, con un baloncesto vertical cuando había ocasión e inteligente para hallar al compañero en buena posición de tiro. El 44 – 32 al descanso se antojaba corto para los méritos que habíamos hecho.
Volvimos del vestuario centrados en el juego y acertados en el tiro exterior, así que pareció que estábamos en disposición de sentenciar la victoria cuando ya ganábamos por 15 puntos mediado el tercer cuarto (55 – 40). Sin embargo, el Betis reaccionó agarrándose al talento anotador de Frazier, que se generaba sus propias canastas y ganaba ventajas para asistir a sus compañeros. Nuestro ataque siguió funcionando, pero erramos tiros en buena posición además de seguir desperdiciando tiros libres. Así que el partido nos hizo recordar peligrosamente al que se nos escapó en parecidas condiciones hace apenas dos semanas ante el Lleida.
Cuando los visitantes tomaron la delantera en el marcador (61 – 63) apenas quedaban cinco minutos de partido. Fue el momento de la verdad. La afición no dudó en empujar y el equipo mostró que está ganando enteros en eso de la confianza que tanto hemos añorado en algún momento de la temporada. Nuestra defensa volvió a maniatar al ataque rival y nuestros tiros, bien trabajados durante todo el partido, volvieron a entrar, sacando a relucir el talento de nuestros jugadores.
Un triple de Edu Durán, fruto de una nueva asistencia, hizo estallar el Fernando Martín, pues colocaba el 77 – 70 a un minuto del final. Ya era nuestra. No solo la victoria, sino también la sensación de comunión que circulaba entre la grada y el parquet. Una gran manera de poner fin al año, el cuarto triunfo en los últimos seis partidos, la percepción de crecimiento del equipo y de premio compartido entre jugadores y aficionados. ¡Vamos a por más de esto en 2024!
Departamento de Comunicación del Baloncesto Fuenlabrada.
Foto de Alba Pacheco. |