Tensión y necesidad. Y también alegría. Fue lo que vivimos en una ventosa y fría tarde que nos dejó sin tortilla en un campo, pero que nos brindó mucho ardor para remontar y ganar el partido en otro campo, en el de baloncesto. Necesaria y esperanzadora victoria del Fuenlabrada.
Fue un partido de momentos. Con una salida de gran inspiración anotadora por nuestra parte, siendo incisivos y compartiendo bien la pelota. Así, firmamos uno de los mejores inicios del curso para poner el 23 – 11 en el marcador.
Pero ese momento duro precisamente eso, un momento. Acto seguido comenzó otro episodio muy distinto en el que permitimos puntos al Alimerka Oviedo tras pérdidas por abusar del bote y, sobre todo, por conceder múltiples opciones de tiro debido a nuestra endeblez en el rebote defensivo.
Total, que mediado el segundo periodo los visitantes tomaron el mando (27 – 30) y ahí se instalaron, aunque con rentas cortas, hasta el descanso (31 – 34). En el intermedio la estadística reflejaba nuestra debilidad en el rebote y un mejor balance pérdidas – recuperaciones de balón de los ovetenses. Por eso nosotros habíamos lanzado 26 tiros de campo y ellos 35.
En el arranque de la segunda mitad vimos los mejores minutos defensivos del Fuenla. Tanto que dejamos al rival sin anotar un solo punto durante cuatro minutos. Lástima que nosotros no anduviéramos más finos en ataque porque solo pudimos firmar un parcial de 7 – 0, muy corto para nuestros muchos méritos defensivos.
Y a renglón seguido llegó otro momento. De nuevo uno malo. Fuimos bajando la intensidad defensiva sin mejorar nuestra faceta ofensiva. Eso explica que el Oviedo tomara su máxima ventaja cuando rozábamos ya el final del tercer periodo (43 – 51).
Con esa desventaja entramos en el tramo decisivo del choque. En el momento de la verdad. Y, por fin, ese fue nuestro momento. El momento de estar de nuevo centrados y duros en defensa. El momento de cerrar bien el rebote. El momento de circular el balón para ponerlo en las manos adecuadas y con ventaja para anotar. Y el momento del acierto en el tiro. Cuatro triples en los últimos minutos. También el momento del carácter.
Encontramos un faro ofensivo en Jordan Swing. Pero el mérito es muy compartido. Valga un ejemplo: Horton es la estrella del Oviedo y uno de los mejores anotadores de la LEB ORO con 15 puntos por partido. Pues bien, ayer lo dejamos a cero. Ni un solo punto le concedimos en los casi 20 minutos que jugó. Y eso es resultado de un trabajo coral.
El 74 – 69 de ayer es un triunfo importante para nuestra situación en la tabla. A la vez es una victoria para confiar en nosotros, para confiar en nuestro equipo ante los tremendos desafíos que afrontaremos en los próximos diez días en los que jugaremos contra tres de los cinco primeros clasificados. A por ellos.
Departamento de Comunicación del Baloncesto Fuenlabrada.
Foto de Alba Pacheco. |