Sonrisas de complicidad, puños al aire, palmas candentes, gargantas en plena acción de tanto celebrar. La afición del Flexicar Fuenlabrada marchó a casa satisfecha tras compartir con su equipo una nueva victoria y tras saborear baloncesto de alto nivel en la primera parte del encuentro.
Poco antes del descanso el marcador reflejaba un elocuente 53 – 25, fruto de un juego coral del equipo en el que ninguno de nuestros jugadores había alcanzado la decena de puntos. Traducido: que nos pasamos muy bien el balón. Sin egoísmos, con la inteligencia de elegir la mejor opción y la calidad para ejecutar las jugadas con acierto.
Y atrás, cortocircuitando bien a Faner, la principal vía de generación de baloncesto de los visitantes, apretando líneas de pase y aprovechando también algunos errores en el tiro del rival para asegurar el rebote y salir rápido al ataque en transición.
La segunda mitad fue distinta. Los castellonenses trataron de recomponerse y tiraron de orgullo para mejorar sus sensaciones. Y a nosotros nos costó mantener la intensidad en defensa y la excelencia en ataque. Ni mucho menos nos desconectamos, simplemente bajamos un punto el nivel. Valga un ejemplo: del magnífico 8/14 en triples en la primera parte al 0/9 en la segunda a pesar de que muchos de ellos los tiramos en posiciones francas.
En definitiva, victoria contundente, partido brillante en muchos tramos, un buen ramillete de jugadas sobresalientes tanto colectivas como individuales, comunión con la afición. Tercer triunfo del curso que nos debe servir para tomar impulso y encarar la doble cita lejos de casa que nos espera. El domingo jugaremos en Alicante y en el primer fin de semana de noviembre visitaremos Oviedo. Desafío permanente el que tenemos por delante.
Departamento de Comunicación del Flexicar Fuenlabrada.
Foto de Alba Pacheco. |